A pesar de que
nadie práctica un deporte que no le gusta, no significa ello que por el
medio no existan sacrificios. No solo existen sino que son muchos; más que
muchos, muchísimos.
También es
verdad que el mundo del deporte está lleno de satisfacciones y buenos momentos
reservados para los que los practican, pero también, existen momentos de frustraciones,
dolores e insatisfacciones que amargan el momento y un poco más de los que
hacen esta actividad humana parte de su vida.
Todos los
deportes traen aparejado una serie de responsabilidades y cualidades que solo
le son reservadas a los que los practican. La gran mayorías de estas cualidades
son en lo fundamental estilo y forma de vida diferente al común de la gente lo
que implica gran sacrificio personal e incluso social. Un deportista no puede
tener el mismo estilo de vida de un ser común, por lo que lo aparta del común de
la gente.
Lo lamentable
del caso es que el espectador aplaude el éxito del momento de un deportista,
pero se olvida que ese momento se construye poco a poco, con abstinencia de
muchas cosas comunes a las gentes, tales como: no trasnocharse, una alimentación
balanceada normalmente de mal gusto, limitaciones en las bebidas alcohólica o
de otro tipo, dependiendo del deporte niveles de abstinencia sexual en un Caribe tan
activo como el nuestro, poco tiempo para el compartir social lo cual es sustraído
por las practicas y las preparaciones físicas, grandes gastos económicos,
muchas de las veces proveniente de una familia con reducidísimo recursos para
esos fines, por solo citar estos pocos de cientos de sacrificios de los que
asumen el deporte como su modo vivendi.
Pero incluso el
sacrificio, su nivel y magnitud depende del deporte, a modo de ejemplo el boxeo
es uno de los que mayores sacrificios implican.
Que cómodo
desde una butaca con un refresco en las manos ver los boxeadores darse “funda”, sin pensar
que antes de llegar allí tuvieron que recurrir un camino verdaderamente
tortuoso, que posiblemente tengamos que referir como tema aparte.
Entonces, pongámonos
en la piel del Sanjuanero Argenis Mendez, cuando sumando todo estos y mas
sacrificio ha llegado a subir a grandes cuadriláteros para que le hagan lo que
le hicieron el pasado viernes 23 de agosto. Perdónennos pero no queremos seguir
comentando. La verdad es que el coraje no nos deja.
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